Lucha Final
Por: Vivianette González Andino |
El Departamento de Recursos Naturales informó a los habitantes de Adjuntas y Utuado que una compañía estadounidense estaba autorizada desde hacía tres años a sustraer oro, plata y cobre de dichos pueblos y estimó la ganancia de dicho yacimiento en casi 600 millones. El geólogo Pedro A. Gelabert, secretario de Recursos Naturales dijo que la Southern Gold Resoures (USA), Inc. había sometido un propuesta para recobrar 378,661 toneladas de cobre y 597,144 onzas de oro del sector Cala de los barrios Consejo, de Utuado y Pellejas, de Adjuntas. Ante ésto, la familia Massol y sus seguidores no se quedaron atrás. Ellos hicieron sus respectivas investigaciones para contrarrestar el ataque de estas compañías y comenzaron a orientar al pueblo acerca de los daños.
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La Sra. Olga Montalvo me habló sobre lo sucedido: “En el 1986, esta familia fue la primera en levantar a nivel central un movimiento contra esa compañía y en contra la explotación de las minas de Adjuntas y Utuado. Se unió un grupo de personas de otros pueblos cercanos en contra de la explotación de las minas. Estas personas se lanzaron a la calle con protestas y repartieron literatura, informando al pueblo sobre los daños ecológicos que la explotación causaría porque la zona minera tocaba las zonas de Adjuntas, Utuado y Jayuya. Cada pueblo tenía sus propias actividades. Esto duro más o menos cinco años.”
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En el 1996 se organizó una concentración en la plaza de Adjuntas donde la Sra. Olga Montalvo, maestra de la Escuela Superior Luis Muños Rivera, tuvo el privilegio único de presentar un discurso en contra de la explotación minera. Dicho discurso fue emotivo y fue apoyado por el partido independentista, por el partido socialista y por diferentes personas del área metropolitana y del centro de la isla. Más de 10,000 persona acudieron al evento. Con esta última actividad se decidía si se paralizaba o no el proyecto de explotación minera. Finalmente se logró la paralización del proyecto de las minas en el ’96.
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Para mi entrevistada, dicha explotación representaba una gran preocupación pues temía por la salud de su familia y también por la salud de sus compueblanos. Sabía que de realizarse la explotación minera, el primer hoyo iba a ser del grande de Adjuntas y contaminarían los cuerpos de agua. La manifestación de los doscientos niños fue una técnica innovadora en ese momento. La iniciativa era captar la atención y hacer que su pedido se hiciera más fuerte. Para la misma, los niños se acomodaron de manera que desde el aire se podía leer “NO MINAS”. Este fue el final de su protesta y tuvieron la satisfacción de haber logrado su propósito. Dejaron ver que cuando el pueblo se levanta para escuchar y denunciar los problemas que afectan tanto individual como colectivamente, los resultados son positivos.
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